lunes, 25 de agosto de 2008

El Pedáneo


La Ley 5/1997 de 22 de Julio de Administración Local de Galicia en el Capítulo III (Organización), Sección 8ª, del Alcalde de Barrio, Artículo 73.

1. “En los núcleos de población separados del centro urbano y que no constituyen Entidad Local, el Alcalde podrá nombrar un Alcalde de Barrio para cada núcleo entre los vecinos que residan en él.
2. (…)

3. La duración del cargo estará sujeta a la del mandato del Alcalde que lo nombró, quien podrá removerle cuando lo juzgue oportuno.

4. Los Alcaldes de barrio tendrán carácter de autoridad en el cumplimiento de sus cometidos habituales, en cuanto representantes del alcalde que los nombró”.

Retomando el pasado y añorándolo en gran medida, ser Alcalde de Barrio o Pedáneo en Galicia, no era un oficio, era un cargo, en cada aldea había uno, hablo de mi aldea hace casi 50 años aproximadamente, aquello era democracia y eso que estábamos en la dictadura, el Pedáneo era elegido por los vecinos del lugar, no por el Alcalde del Ayuntamiento según dice la Ley, claro que tampoco el Ayuntamiento o la Administración arreglaban los caminos que unían las aldeas entre sí, igual como ahora, que están totalmente inutilizados y cubiertos de maleza, pongo un ejemplo, imposible pasar por el camino de siempre que va de Portela a Praducelo, pues igual que la Feria del Puente dejó de celebrarse hace casi 30 años debido a la despoblación de la zona de Louzara, por la misma razón los caminos que unían las aldeas entre si han desaparecido, pues eran cuidados por los vecinos según la costumbre de cada lugar.

En Portela, mi pueblo, el Pedáneo tocaba un cuerno que tenía, a esa llamada acudían todos los vecinos, se entiende uno de cada casa, ya fueran hombres o mujeres, en la reunión se debatía y decidía la prioridad del camino que tocaba arreglar y se fijaba el día para hacerlo, así como las herramientas precisas y las que iba a llevar cada uno, de tal forma se organizaban que el día fijado acudían al trabajo con los distintos utensilios, azadas, palas, hoces, guadañas, rastrillos, mazos, rodos y demás.

Cuando tocaba arreglar un camino, estaban trabajando durante todo el día, para aprovechar el tiempo llevaban incluso la mochila con la comida, pan, chorizo y eso si, varias botas de vino.

Cuando vivía en la aldea me tocó alguna vez ir y era cansado pero muy divertido, casi siempre iban hombres, la mejor pieza de cada casa y contaban aventuras picantes y chistes verdes, las mejores historias eran las de los casados, estos describían con pelos y señales sus supuestas andanzas de juventud, y de cuando hicieran el servicio militar, bueno estoy convencida que más de la mitad eran fantasías para pasar el día más ameno, pero en todo caso los caminos se arreglaban.

Desde aquí hago un llamamiento a quien corresponda para recuperar, arreglar y mantener limpios los caminos que unen las aldeas de Lóuzara entre sí, sin que por ello abandonen el cuidado del camino-pista por el que circulan los coches y haber si se acuerdan de arreglar algo la pista que va de Portela al Poyo pasando por o Chao da Poza, A Campa dos Lobos e Teixeira de O Courel, porque está intransitable, cuando se hizo esta pista había menos recursos y costaba más, ahora sólo habría que conservarla.
Carmen Marcos Núñez

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