El Covid 19
no solo dejó atrás miles de muertos en todo el mundo, trajo ruina y
desastre económico para muchas familias. Desde el 14 de marzo de 2020 fecha en
que se decretó el estado de alarma a diciembre de 2021 muchas cosas han
variado, por entonces, no éramos conscientes del desastre que se nos avecinaba,
pensábamos ilusos de nosotros, que el asunto era transitorio y fuimos
parcheando, primero con los ahorrillos que cada uno tenía y después con
pequeñas negociaciones en todos los ámbitos contractuales.
Desde
entonces pasaron casi dos años, los ahorrillos de muchos se terminaron, las
prometidas ayudas fueron pocas y
llegaron con retraso, muchos autónomos no aguantaron más y cerraron su
actividad, nuestras pequeñas empresas al límite y despidiendo trabajadores cada
día, en las grandes ciudades muchos negocios de distintas y variadas actividades han cerrando sus puertas, quizás para no abrir más y la gente en las
grandes ciudades se ha vuelto agresiva, intolerante y mal educada.
Por eso el
desastre no es solo económico, el caos actual se extiende por todo tipo de
instituciones sociales, desde la
familia, la empresa, la propia comunidad, pero sobre todo en las
administraciones publicas y ello está afectando a muchos profesionales y a
ciudadanos.
No estoy
escribiendo ninguna historia que me hayan contado, ni sobre algo inventado, estoy escribiendo sobre la realidad actual, lo
que está pasando en esta linda ciudad donde actualmente vivo, como yo la llamo de
forma coloquial “El Centro Económico y Financiero de Europa”, quizás estaréis
pensando en Alemania o Francia, pues no, estoy hablando de Madrid.
Es un día
cualquiera, madrugas para ir a trabajar, antes ponías la radio y te alegraba el
día, ahora todo lo que te dicen te deprime, mejor no pones ni las noticias
porque piensas y con razón, que la mayoría de lo que te cuentan está
manipulado, desayunas sales a la calle y lo primero que te encuentras al salir,
es un personaje maleducado que entra en ese momento en el edificio y ni
siquiera te contesta los buenos días.
Luego ves
largas colas de gente en las farmacias del barrio, todos al encuentro del
prometido test de antígenos gratuito que distribuye la Comunidad de Madrid,
curiosamente de los gratuitos ya no quedan, porque o se agotaron o todavía no
les llegaron, eso dice amablemente la dependienta de la farmacia que sale a la
calle a informar a la gente de la cola, que les quedan test de antígenos en
venta, curiosamente hace una semana
costaban cuatro euros y ahora ya cuestan ocho, el doble, menudo negocio para
algunos.
El sistema
público de salud, es un caos, colas de gente en las puertas de los
ambulatorios, ya sea para vacunas o para hacerse la PCR, parece que aquí
solamente existe el Covid 19, vacunas, mascarillas, cuarentenas y poco más. En la Seguridad Social, imposible
que te atiendan y que te resuelvan cualquier incidencia, de la administración
de Justicia, mejor ni hablamos, pero, lo que ocurre con las entidades
financieras no tiene nombre, ya no queda personal que te atienda, te remiten a
realizar las operaciones por el cajero que la mayoría de las veces no funciona,
te dan ganas de gritar, considero vergonzoso lo que está pasando en esta
sociedad totalmente infantilizada, dormida y quizás asustada.
Deseo que el
nuevo 2022 nos traiga el equilibrio que necesitamos, nos devuelva pronto la
razón y el sentido común.
Un abrazo virtual para todos los que estáis lejos .
Carmen Marcos